La profesora de filosofía mandó leerlo para su clase, porque a pesar de no tratarse de un ensayo filosófico como tal, es un libro de gran carga filosófica.
La tesis principal de Eduardo Galeano —si es que se le puede llamar así—, consiste en que el mundo que hoy conocemos está patas arriba, vivimos en el mundo al revés. No habla de la escuela tradicional, ¿cómo, en un mundo que está patas arriba? La escuela que más nos enseña en el mundo al revés tiene como aula la calle, como profesores a los televisores, y como directores a los medios de comunicación, los políticos y las empresas, especialmente las multinacionales; que preparan a los discípulos para ser esclavos de este sistema patas arriba.
De esta manera, Galeano trata un tema en cada apartado, en el que va uniendo temas, historias e historia de forma fluida, como en una conversación. Al mismo tiempo, introduce pequeños cuadros con historias curiosas, textos que nos hacen pensar y sarcasmos con un trasfondo muy real.
En este libro no se puede hablar de personajes, pero sí de algo parecido a una trama. En los primeros capítulos Galeano hace una introducción a lo que él piensa que es el mundo al revés. Y poco a poco, desde los estratos más bajos, va subiendo hasta llegar a las intrigas más importantes. Para, finalmente, darnos un poco de esperanza con los últimos capítulos, en los que nos transmite que, a pesar de todo lo que nos ha contado anteriormente, aún podemos cambiar la realidad, y que no será la primera, ni la última vez en la historia de la humanidad.
Si hay algo que me puede en un libro como este, son las citas. En el trabajo de filosofía mencioné no menos de veinte, y podría hacer lo mismo en esta reseña, pero os dejo cinco de las que considero mejores, y os invito a leerlo y descubrir vosotros mismos los tesoros que esconde.
"En lengua castellana decimos, cuando se nos ocurre decir que tenemos esperanzas: abrigamos esperanzas. Linda expresión, lindo desafío: abrigarla, para que ella no se nos muera de frío en estas implacables intemperies de los tiempos que corren".
"(…) padecemos una crisis universal de la fe en la capacidad humana de cambiar la historia".
"Ya que estamos condenados a la copianditis, quizá podríamos elegir nuestros modelos con un poco más de cuidado".
"La realidad real imita la realidad virtual que imita la realidad real".
"En la India, quienes llevan luto visten de blanco.
En la Europa antigua, el negro, color de la tierra fecunda, era el color de la vida, y el blanco, color de los huesos, era el color de la muerte".
No obstante, he de admitir que no es el prototipo de libro para leer de una vez. Creo que se puede disfrutar mucho más leyéndolo a trocitos, como picoteándolo. Así como las novelas es preferible leerlas de forma continua, para que no se nos escapen los detalles que luego desencadenarán los giros argumentales; con Patas Arriba creo que merece la pena darle a cada tema, cada capítulo, un tiempo de reposo, un tiempo de reflexión, y no angustiarse en leerlo con prisas. No digo que haya que leer un capítulo semanal, ni mensual. Pero quizá no es el tipo de libro para una maratón de lectura, para estar leyéndolo durante horas y horas seguidas.
Resumiendo, Patas Arriba es un libro de gran carga filosófica, por lo que tomarse un tiempo de reflexión sobre cada capítulo no es una tontería. Se tratan temas muy diversos, y aunque el libro no te enganche o te interese desde la primera página, yo creo que vale la pena leerlo hasta el final, pues éste te deja con muy buen sabor de boca.
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