Este verano, cuando vi los libros que tendríamos que leer este curso no tenía ninguna esperanza. Pensé que resultarían tan aburridos e insulsos como tenían por costumbre.
Así empecé a leer Los hijos del trueno, como una burla, para comprobar por mí misma lo malo que pensaba que era. Para mi sorpresa, consiguió engancharme y lo terminé al día siguiente. Decidí no escribir la reseña todavía porque sabía que tendría que volver a leerlo. Ahora sí.
Lo primero que he de decir en este caso es que: las apariencias engañan. A pesar de la horrible portada, esconde una novela repleta de humor y una historia de lo más original.
No podría calificarla de distopía, pero es cierto que tiene un aire.
La acción se desarrolla en España, un país en el que la crisis ha hecho mella y en el que el porcentaje de abandono escolar parece haberse disparado. Para combatirla se ha puesto en vigor un nuevo decreto según el cual todas las aulas de todos los institutos españoles deben contar en todo momento con veintidós alumnos, ni uno más ni uno menos. Y los sobrantes serán reubicados en los denominados Institutos Remanentes.
La historia se desarrolla en torno a los estudiantes de tercero de secundaria del Instituto Remanente Nº1. Esta mezcla de los más variopintos y extraordinarios adolescentes, lejos de asumir su papel de "fracasados por decreto" luchará con todas sus fuerzas por su futuro estudiantil y laboral.
Toda la novela está impregnada de un humor de lo más natural y urbano. Los autores no tienen miedo de expresar los diálogos tal y como en una conversación oral, lo que aporta una gran agilidad a la narración. Incluso su forma de describir raya en lo coloquial, no en el sentido de que se empleen vulgarismos o un vocabulario reducido, al contrario, es simplemente que la propia prosa te incita a leerla más rápido, con una entonación propia del lenguaje hablado.
Critica bastante todo el tema político y burocrático, siempre con humor. Y me ha encantado la forma de enlazar toda la trama. Quizá en la primera lectura es menos obvio, pero en la segunda vas encontrando detalles, conversaciones, que unen las diferentes partes y chistes en la novela.
Sobre todo, hay varios personajes con una personalidad de lo más definida. Es cierto que los secundarios quedan más deslucidos, pero a cambio hay varios protagonistas que absorben toda la atención y la carga de la acción en la novela.
Si hay algo que tengo que subrayar es lo mucho que he reído, tanto la primera como la segunda vez. Quizá a algunos la historia les haya parecido algo plana, pero el humor ha conseguido en mi caso aplacar por completo esa posible sensación.