Bajo la misma estrella

Ya estaba tardando, pero por fin lo he leído. Me decían que iba a llorar, y lo he visto tanto en reseñas como en imágenes, pero no ha sido así. Sinceramente, me ha hecho sonreír y reír más que otra cosa. La historia en sí es triste, pero ya nos advierten en la portada de que esta es la versión divertida.

Personalmente, prefiero la portada original, pero dado que ésta es la versión que he leído me parecía más propio poner esta imagen.

En esta novela se narra la historia de Hazel, una chica que lleva años sobrellevando cáncer. Un día conoce a Augustus, un chico que consiguió superarlo y que a pesar de haber perdido la pierna durante la lucha, ahora hace gala de un gran dinamismo y optimismo que consigue transmitir a quienes lo rodean.

Me ha encantado cómo a pesar del triste argumento el autor logra sacar lo mejor de cada escena y hacernos reír con los ingeniosos diálogos y ocurrencias de los protagonistas.

Y, hablando de Hazel y Augustus, me han parecido unos personajes excelentes. Porque a pesar de las dificultades seguían sonriendo, porque aguantan estoicamente hasta el final, porque por mucho que Marslow diga lo contrario, son unos filósofos extraordinarios. En resumen: porque son humanos; con su fortaleza, y sus debilidades.

De esta novela ha habido varios puntos que me han sorprendido sobremanera. Por una parte, el sentido del humor de Hazel, así como de los demás personajes, tanto secundarios como protagonistas. Por otra, su fortaleza, esa capacidad de continuar hasta el final por muy difíciles que sean las circunstancias. Y por otra, el gran realismo que el autor consigue transmitir; por los diálogos, por las acciones y por las mismas personalidades de los personajes. Y también creo que los giros argumentales han sido muy coherentes.

Bajo la misma estrella representa a la perfección la actitud ante la vida. No solo de los niños con cáncer, sino de todos nosotros. Nos dice que tenemos que seguir riendo aunque nos hagan llorar, que debemos ser fuertes en los momentos difíciles, y aún más cuando intenten derribarnos. Y que tenemos que aprovechar nuestros infinitos, por pequeños que sean.