Más misterios e incógnitas se suman a las desveladas en Luces del Norte (La Brújula Dorada). Los peligros y enemigos se multiplican, y los amigos les hacen falta más que nunca para enfrentarse a nuevos y desconocidos mundos que desvelan las brechas que se abren en el cielo.
En contraposición con Luces del Norte, en La Daga Philip se vale de la visión de más de un personaje para narrar la historia. Si bien en el primero Lyra se aparecía como única y principal protagonista, en el segundo más personajes van tomando importancia para completar el enigma que nos supone la trama de la novela. Ésto le da al lector una visión más amplia de los sucesos y mayor variedad de acciones.
Al tiempo que la saga avanza también evoluciona, añadiendo personajes y elementos. Por una parte está la sensación de que es demasiado. Y por otra, que todo concuerda a pesar de ello.
Personalmente, no soy muy fan de ese tipo conjunciones de elementos tan dispares. Pero, en este caso puedo hacer una excepción gracias a que éstos no se quedan en los tópicos, sino que son originales y novedosos.
Me ha resultado una lectura muy distinta a Luces del Norte, si bien con el mismo estilo, la historia ha avanzado y evolucionado mucho hasta convertirse en un tomo aparte.
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