La Elegida

Tenía tantas ganas de leer el libro que concluía la trilogía La Selección, cuyo segunda entrega es La Élite; que pese a mi firme intención de esperar a terminar el que tenía entre manos, lo empecé.

En esta saga distópica se nos presentan unos Estados Unidos que han logrado superar la cuarta guerra mundial y han sido renombrados como Illéa. En este nuevo país está en vigor un sistema de castas según las cuáles están repartidos los diferentes ámbitos laborales y que viene impuesta de nacimiento.

Desde que América entró en la Selección, el grupo de chicas de entre las que el príncipe elegirá esposa, han pasado muchas cosas. Ahora los rebeldes, tantos los violentos sureños como los misteriosos norteños, tienen más fuerza que nunca.

Y pese a todo esto, la trama se centra casi con exclusividad en el siguiente triángulo amoroso, que poco a poco ya va resolviéndose: América; Aspen, el apuesto guardia y su primer amor; y Maxon, el dulce príncipe por el que todas luchan.

De hecho, este último libro me ha parecido mucho más centrado en su relación que en las circunstancias que los rodean; tanto, que parecen haberse convertido en el escenario por el que se mueven más que cumplir un papel representativo en la obra.

Así pues, he visto que aquella perspectiva de una cinco de la sociedad de castas a la que impresionaba e incluso repelía el mundo de palacio, que tanto me hizo reflexionar en el primer libro, se ha ido desvaneciendo paulatinamente. América sigue teniendo ese carácter indómito y rebelde que la caracteriza, sigue sin tolerar las injusticias y pensando antes en el bien del prójimo que en las consecuencias que sus audaces acciones podrían acarrear para sí misma. No obstante, ya se ha acostumbrado al lujo, al mundo de Maxon; y su punto de vista, obviamente, ha cambiado.

También es cierto que he visto mucha gente que decía que América les parecía odiosa, o que no la aguantaban. Sinceramente, es una protagonista que, al contrario, me encanta. No sé si se trata de que me siento identificada con ella, pero lo que tengo claro es que admiro su forma de pensar. En vez de plantearse las cosas mil veces y acabar eligiendo la peor opción o la más arriesgada como muchas otras protagonistas, América es una de esas excepciones con sentido común que no hacen simplemente "lo que les dicta el corazón".

Pero de todas formas, me ha dado mucha pena, que tras engancharme y mantenerme pegada durante toda su lectura, el final me dejara tan insatisfecha. Creo que es una saga de la que se podría haber sacado mucho más partido, profundizando en temas como las castas, los rebeldes o las inquisiciones de palacio. Sin embargo, se ha decantado por tratar temas como el matrimonio, el amor y la lealtad; es normal que los personajes se los planteen, pero quizá podrían quedar un poco fuera de lugar en una novela distópica del género young adult.

Es por eso que me parece que Kiera no ha hecho más que rozar la superficie. América pasa más tiempo planteándose su elección de ser o no reina, de elegir o no a Maxon, de dudar de su amor; que indagando o reflexionando sobre todo lo demás. Se ve que son temas que la condicionan, que tienen repercusión en la historia, pero que sin embargo, no logran el protagonismo que podrían haber conseguido.

Y por otra parte está el hecho de que los giros argumentales podrían haber estado mucho más logrados. Personalmente, me ha dado la sensación de que aquello que ha sucedido en La Elegida no se lo había planteado durante ninguno de sus predecesores, ha sido más bien como si hubiera improvisado.

Hay otras sagas en las que al llegar al último libro de la trilogía todas la piezas parecen encajar a la perfección, y piensas "¿cómo ha podido el/la autor/a construir una trama tan compleja y desarrollarla de esta manera tan asombrosa?". No es algo que haya pensado al terminar La Elegida.

Entonces, a pesar de que ésta ha sido una saga que me gustó muchísimo, sobre todo en sus inicios, siento que ha ido decayendo, y todo por centrarse demasiado en la relación amorosa. Me da muchísima pena que haya tenido un desenlace como éste, que no le hace ninguna justicia a lo que a mí me parecía que era la idea original de la saga.