lunes, 23 de diciembre de 2013

La Casa de Bernarda Alba

La Casa de Bernarda Alba se trata de la última obra del poeta dramático vivido durante el período de entreguerras, muerto antes de verla representada. Inspirada en personajes y vivencias de su juventud y de su alrededor. Escrita como crítica social a la situación vivida por las mujeres del ámbito rural de aquella época.

Lo primero que he de resaltar es mi animadversión hacia la edición que me ha tocado leer. Escrita con fines didácticos, parece redactada para catedráticos más que para jóvenes de nuestra edad. Reflejándose ésto en el vocabulario empleado y en las muchas referencias, en varias ocasiones, mal explicadas.

Personalmente, prefiero poder ver aquellas figuras y metáforas por mi cuenta que no que me lo expliquen paso a paso como si no fuera capaz, pero mediante una prosa tan culta. Es, en el mejor de los casos, contradictorio.

Mas, es cierto, que para comprender la obra de Federico es necesario saber de esas figuras que lo caracterizan, y ha sido una gran ayuda conocerlas de antemano.

Los temas que se tratan en La Casa de Bernarda Alba, no me han resultado tan lejanos como podría parecer. Se trata sobre todo ese miedo al qué dirán y la aparente importancia de guardar las apariencias, y la consecuente ansia de las hijas de Bernarda por la libertad y la búsqueda de felicidad que necesitan.

El teatro comienza con la muerte del marido de Bernarda, lo que las obliga a guardar luto a todas. La mayor rebelde resulta ser Adela, la más pequeña, la que viste de verde y blanco en vez del negro que usan las demás por obligación.

Sin embargo, el primer acto lo conforma el diálogo entre dos criadas de Bernarda, que hablan de ella con odio y resentimiento. Las criadas se encargarán luego de la sátira y los comentarios malintencionados.

Pero mi personaje favorito ha sido sin duda María Josefa, la madre delirante de Bernarda. Pasa la obra encerrada (literalmente), y cuando logra escapar protagoniza un semi-monólogo en el que expresa por fin toda su locura y disparatados, aunque con algo de razón, pensamientos. Me ha parecido una escena de lo más hilarante, la parte más cómica de toda la obra, en realidad.

No obstante, he de confesar que se me ha hecho bastante extraño leerla, pues nunca antes había leído teatro. Hay que fijarse tanto en lo que se dice, como en lo que se quiere decir, e imaginarse a conciencia la interpretación de los personajes. En la novela, comparada con el teatro, te dan todo mascado, está preparada para el lector. Mas, el teatro necesita de esos matices que le aporta la interpretación, esos gestos que acompañan al diálogo.

En cuanto a la trama, a pesar de ser una obra tan breve (literariamente hablando), es más que enrevesada. Federico va dándonos detalles a medida que avanza la historia sutilmente. Igual con los personajes, perfilándolos con determinación con cada una de sus intervenciones.

La Casa de Bernarda Alba resulta un drama repleto de ironía y figuras sobre la opresión femenina durante la época de Lorca que me gustaría ver representado.

8 comentarios:

  1. Yo ya me la había leído, tengo una colección del 1965 de todas las obras de Lorca. Un beso!

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