Laura Gallego ha sido siempre una de mis autoras favoritas, y de cuyos libros más he leído. El Libro de los Portales llevaba ya más de un año en mi lista de pendientes, y cuando por fin me he decidido a leerlo, no me ha decepcionado en lo más mínimo.
Cuando Tabit, estudiante de último año de la Academia, es encargado pintar un portal en casa de un campesino como proyecto final, poco espera interternarse en las intrigas de un misterioso personaje que roba bodarita —el mineral granate con que se pintan los extraordinarios portales que permiten viajar en el espacio— y hace desaparecer portales.
La historia comienza con Tash, un muchacho que lleva trabajando en las minas de bodarita toda su vida. Ha encontrado un nuevo yacimiento de bodarita, esta vez azul, que parece interesar a los pintores de portales. Y es que la bodarita es cada vez más escasa, y hay quien podría estar intentando aprovecharse de eso.
A media que avanza la historia aún se les unirán más personajes que terminarán de conformar los hilos sobre los que se tejerá la trama.