En esta novela Saizarbitoria nos presenta a una protagonista, que aunque ella diga lo contrario, más que romántica la describiría como ingenua; un chico que todas deberíamos evitar; y unas ilusiones que deberíamos perseguir.
La sinopsis de este libro tiene algo de engañoso. Nos promete un triángulo amoroso que realmente no se cumple, no del todo.
La historia comienza a causa de una tradición rusa que consiste en que las muchachas salgan en Nochevieja y pregunten al primer hombre que pase por su nombre, así conocerán el nombre de su futuro marido. Obsesionada con el hecho de que se cumplió con la mujer de su artista favorito, Kandinsky, Miren sale convencida de que también se cumplirá en su caso.
Así conoce a Aitor, que no solo tiene el nombre del chico con el que soñaba, sino que también adivina el suyo; lo que ella toma como una clara señal de que están hechos el uno para el otro.
Mientras, ella finge salir con otro chico de su invención, Manu, frente a sus amigas para evitar las burlas por el hecho de que sigue siendo virgen. Y a pesar de empezar a salir con Aitor, ella continúa con la farsa, dotando a su imaginario novio de todas las cualidades de las que Aitor carece.
Lo primero que he de decir es que de no ser por el último capítulo, habría terminado el libro completamente indignada. Por una parte entiendo que eso es lo que el autor busca, esa animadversión por el novio de la protagonista como lección de qué tipo de chico deberíamos evitar. Pero por otra parte me gustaría haber podido empatizar más con la protagonista, que me ha parecido muy poco inteligente casi desde el principio hasta el final.
Y en cuanto al último capítulo, si bien ha sido un final acorde con la filosofía de Miren, siendo realistas, habría que suprimirlo, porque es una situación algo ficticia.
Por lo demás tiene un ritmo bastante ágil. Es una narración en primera persona subjetiva y eso se nota en cuanto a las divagaciones de la prosa. En algún momento sí me ha chocado un poco el cambio de tema, aunque nunca haya sido demasiado precipitado. A veces algo innecesario, ideas que se repiten... etc. Por otra parte, algo normal en la mente de una adolescente.
Me ha gustado bastante la idea del novio imaginario, creaba un contraste con la realidad de su novio actual muy clara. Si bien al principio parece una niñería luego es una idea que va cogiendo fuerza, hasta un punto algo imprevisible... o no tanto.
El personaje de Aitor sufre una evolución contraria. Nos lo presentan como el típico chico misterioso y atractivo. Sin embargo, es cierto que es su caso el cambio es más repentino, y cuanto peor se vuelve más anhelas la visión de Manu.
Y por último, he echado en falta más personajes secundarios. Es cierto que no hace falta alargar el libro más de lo necesario, que se agradece, y más intervenciones lo hubieran alargado. Pero de esta manera Miren aparece algo aislada de su entorno.
No es que sea una mala novela, se nota a un autor con experiencia, pero los personajes no me han gustado, y eso se nota al hacer un balance final.